Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2024

La forma de su nombre

Imagen
          La abuela no sabe escribir su propio nombre. Ella quiere enseñarle a escribir a su abuela. Le ha enseñado a escribir a sus hijas, a niños ajenos. ¿Por qué no habría de hacerlo con su abuela?     Quiere enseñarle a escribir a su abuela con lápiz para que pueda borrar si se equivoca. Quiere enseñarle con la misma calma con que su madre le enseñó a escribir mi mamá me ama / yo amo a mi mamá . Por supuesto, no le enseñaría a escribir a su abuela exactamente esas oraciones de sujetos inexistentes y verbos impensables. Su abuela está enferma. No queda nadie por aprender a escribir en una familia de analfabetas letrados. En cambio, su abuela no sabe siquiera escribir su nombre, y aun así lo pronuncia tan diáfano cada vez que se lo preguntan, como cantándolo, aunque frunciendo la boca después de decirlo: «Cleotilde».    Hubo un tiempo en que ella soñó que no podía escribir. Ya no sabía cómo escribir las aves. En otro sueño, un ho...

Agua de Hinojo

Imagen
  Dales, Señor, lo que hayas de darles Dales vientres estériles y pechos sin leche.              OSEAS 9:14     Quiere darle de mamar a su bebé. Siente cómo arden sus pezones. Sus tetas son cántaros resecos. El estómago, lleno de agua de hinojo. Le ayuda a producir leche si la toma seguido , le había dicho su suegra. En el folleto del curso psicoprofiláctico la imagen de portada prometía una madre sonriente que miraba a su bebé chupar la teta. Siga tomando, no le está saliendo tanta o ese muchachito se atragantaría , la escucha gritar desde el pasillo. Ella le hunde el dedo en la mejilla. El bebé succiona la teta. Una, dos, tres veces y empieza a llorar. Las aureolas le palpitan, pero el bebé succiona y las punzadas de las tetas desembocan en sus pulmones. Esta será la segunda noche y su marido ya duerme acurrucado con la almohada entre las piernas. Ella lo observa desde la silla mecedora, con el bebé en bra...

No es Askari

Imagen
  El ex clavadista iraní Taghi Askari hizo un clavado perfecto a sus cien años. Luego de casi seis décadas de receso volvió a saltar desde una plataforma de tres metros, en el Campeonato Mundial de Natación en Qatar 2024. Era Askari rompiendo el agua con una precisión artística; burlando el tiempo, el deterioro. Cuánta emoción ver a Askari desplegando sus alas, zambulléndose en el agua como un viejo pelícano, que no por viejo es inútil. Una cámara acuática capturó el momento en que su cuerpo fláccido y lechoso se cubrió de espuma blanca, y entonces Askari, al fondo de la piscina, fue joven y capaz de todo. Como en 1951. Pero esta columna no va de Askari y su clavado perfecto. No es Askari la norma de los viejos. No es Askari lo que uno se encuentra por las calles de Montevideo. No es Askari lo que camina por el Barrio Cordón, con sus ojos chinitos, apenas arrastrando un carro de feria. Los pantalones meados. No es Askari el que, en la puerta de su casa, recostado en su caminador,...